Una inflación más suave en agosto seguirá presionada por los alimentos en Europa
Una inflación más suave en agosto seguirá presionada por el comportamiento de los alimentos y apenas dará tregua al Banco Central Europeo (BCE) en su batalla contra el encarecimiento del coste de la vida. Los efectos de las elevadas temperaturas y la sequía han seguido haciéndose notar en la cesta de la compra a lo largo del verano y se han sumado a los que la temporada estival ha tenido en los precios de los carburantes, los paquetes turísticos o la hostelería.
En España, donde la tasa anual de IPC se elevó cuatro décimas en julio hasta el 2,3%, los alimentos frescos y bebidas no alcohólicas se encarecieron un 10,3% después de haber moderado su escalada durante cuatro meses consecutivos. Todo parece indicar que su incremento seguirá siendo de dos dígitos o muy próximo lo que resta de año. Aunque la Eurozona parece haber dejado atrás el pico de inflación, ésta todavía se mantiene en niveles muy altos (5,3%), casi el doble que la de Estados Unidos (3,2%).
Al mismo tiempo, las diferencias dentro de la región son también notables. La tasa de IPC se ha acelerado en Alemania hasta el 6,2%, lejos de ese 2,3% de España o del 3,7% que registró Luxemburgo en julio. De cara al mes en curso se apunta a unos precios de la energía prácticamente sin cambios en la zona del euro -pese a que los de los carburantes sí tendrían una fuerte contribución positiva por el efecto base y el incremento registrado recientemente-. Esto será así en un contexto en el que la electricidad ha seguido encareciéndose, mientras el precio del gas ha bajado.
Dado que los precios de las materias primas alimentarias siguen bajando a escala internacional, esto debería influir negativamente en los precios al consumo de los alimentos a medio plazo, en opinión de los analistas de Nomura, que apuntan a una relación de nueve meses desde que el comportamiento del índice mundial de precios de los alimentos que elabora Naciones Unidas se traslada al precio de estos productos. Así, aunque en agosto habrá incremento mensual de los alimentos, este será con toda probabilidad más moderado que a comienzos de año.
A lo largo de los últimos doce meses, el BCE ha aumentado sus tasas de referencia en 425 puntos básicos, una actividad sin precedentes desde su creación. En el banco central están viendo los primeros signos de que estas operaciones de endurecimiento están siendo efectivas. Sin embargo, no espera que se hayan desarrollado por completo hasta finales de este año y principios del próximo, recuerdan los expertos de Spectrum Markets.
Atención a la subyacente tras el claro mensaje de Jackson Hole
“El mercado está valorando ahora un mayor endurecimiento monetario en la zona euro que en EEUU, lo que refuerza los riesgos de un aterrizaje forzoso en Europa”, añade Chris Iggo, de AXA Investment Managers. El PIB de la Eurozona creció apenas un 0,3% en el segundo trimestre tras haberse estancado entre enero y marzo. La pasada semana los datos de PMI constataron que a la caída de la producción del sector manufacturero, que ha venido ejerciendo de lastre a la recuperación del área, se suma ya también un descenso de la actividad empresarial en el sector servicios.
Una de las claves estará en ver qué sucede con la subyacente, que excluye de su cómputo el precio de los alimentos frescos y la energía, el próximo jueves, cuando Eurostat dará a conocer su avance de inflación de agosto. Esta variable, que tiende e reflejar tensiones más estructurales, podría moderarse hasta el entorno del 5,3%, según calculan en Nomura. Este nivel, podría dar algo de margen al BCE para hacer una pausa. “Tememos que si vemos una cifra sin cambios o superior al nivel actual del 5,5%, será difícil para un BCE dependiente de los datos justificar una pausa en las subidas de tipos”, sostienen.
De momento, la presidenta del emisor, Christine Lagarde, incidió en la necesidad de mantener el objetivo de inflación del 2% en su discurso en Jackson Hole, la cita anual que reúne a los principales banqueros centrales del mundo en los idílicos parajes de Wyoming (EEUU). Lagarde se mostró rotunda al rechazar la posibilidad de cambiar el objetivo de los bancos centrales, como habían reclamado algunos sectores, y se comprometió a “fijar tipos de interés a niveles suficientemente restrictivos” para asegurarse de que la inflación vuelva al nivel buscado. Lo aseguró tras dejar claro el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, que la batalla contra la subida de los precios todavía no ha terminado.