Lagarde y Powell calibran en Jackson Hole el efecto de los tipos altos sobre la deuda

Lagarde y Powell calibran en Jackson Hole el efecto de los tipos altos sobre la deuda

Los responsables de la Fed y el BCE argumentarán la necesidad de mantener los tipos de interés altos para poner coto a la inflación pese al marcado deterioro financiero que afectará también a los países con más deuda.

Comienza la cumbre más relevante del panorama económico mundial este mes. Casi en secreto, aislados del mundanal ruido, el banco de la Reserva Federal de Kansas City reúne a la élite de política macroeconómica y monetaria para intercambiar puntos de vista sobre cuestiones que afectan a la economía global. Desde 1982, este simposio se celebra en el idílico paraje del Jackson Lake Lodge, ubicado en el Parque Nacional Grand Teton en Wyoming y menos de 50 kilómetros de Yellowstone. Es la hora de Jackson Hole, el encuentro mellizo al de Sintra del BCE.

Tanto el presidente de la Fed, Jerome Powell, como su homóloga en el BCE, Christine Lagarde, acuden después de haber elevado los tipos de interés a un techo máximo del 5,5% y 4,25%, respectivamente, pero con el mensaje de una posible pausa en septiembre a la luz del deterioro de las condiciones financieras y pese a que la tarea de controlar la inflación todavía no se ha logrado. Al mismo tiempo, el dilema al que se enfrentan ambos bancos centrales pone por delante un escenario de recesión que se ha hecho visible en media eurozona y que parece menos probable en EEUU. De fondo, los problemas de China que pueden tener alcance global.

El evento se convierte en una especie de cumbre informal en la que los altos funcionarios bancarios internacionales, representantes de la Reserva Federal (Fed) y otros responsables del Banco Central Europeo (BCE), Banco de Japón y expertos académicos ponen en común sus ideas. Según los organizadores del encuentro, el debate de este año girará alrededor de varias tendencias resistentes y de largo recorrido que afectan a la economía. Todas convergen en la inflación y, por tanto, en el nivel de tipos de interés pero en 2023 es hora de hablar de efectos secundarios.

“Si bien la perturbación inmediata de la pandemia se está desvaneciendo, es probable que se produzcan efectos secundarios duraderos en la forma en que se estructuran las economías, tanto a nivel nacional como global, a medida que las relaciones comerciales cambian y los flujos financieros globales reaccionan”, señala el documento de trabajo titulado “Cambios estructurales en la economía global” que la Fed de Kansas ha dado a conocer. Los comentarios previos al encuentro por parte de los analistas auguran alguna novedad de calado.

¿Elevar el techo de inflación objetivo al 3%?

“El tema de la reunión de este año podría abrir la puerta a un debate sobre hasta qué punto los tipos de interés neutrales podrían haberse desplazado al alza tras la pandemia. Powell se ha mostrado sistemáticamente escéptico sobre el uso de estimaciones inciertas de los tipos de interés neutrales para calibrar la política. De hecho, podría utilizar esto como una oportunidad para reiterar el beneficio de dejar que el flujo de datos le diga a la Fed lo restrictiva que se está volviendo la política”, señala James McCann, economista jefe adjunto de abrdn.

“Por último, últimamente se ha especulado con la posibilidad de que la Fed permita que la inflación se desvíe más lentamente hacia el objetivo para ayudar a garantizar un aterrizaje suave, o incluso que cambie su objetivo de inflación para dar cabida a una mayor inflación. Sin embargo, Powell ha insistido en que este sería un mal momento para elevar los objetivos de inflación, ya que podría socavar la confianza en la voluntad del banco central de cumplir cualquier objetivo futuro y advirtió de los grandes costes de permitir que la inflación por encima del objetivo se afiance. Por lo tanto, no esperaríamos fuegos artificiales en este frente”, añade McCann

Alerta sobre la deuda pública

El prólogo del encuentro de Jackson Hole comenzará este jueves después de un amplio movimiento en las referencias de la deuda pública, con caídas en las rentabilidades de largo plazo y compras de los inversores ante la apuesta generalizada de que tanto la Fed como el BCE constatarán que el ciclo actual de subidas de tipos ha llegado a su máximo en 2023. Sin embargo, algunos han visto en este movimiento un riesgo de un discurso más duro por parte de Powell y la posibilidad de que subraye la idea sobre ‘tipos más altos por más tiempo’.

“El año pasado, Powell rompió su guion original y utilizó su discurso de Jackson Hole para advertir del “dolor que se avecina” en la batalla contra la inflación, señalando en un mensaje breve y directo que se necesitarían tipos de interés más altos, un crecimiento más lento y unas condiciones del mercado laboral más débiles para reducir la inflación”, apunta Jack Janasiewicz, de Natixis IM. 

“Y no esperen ningún avance específico para la reunión de septiembre del FOMC. Tenemos el informe de empleo y el IPC antes de la próxima reunión: más datos. No hay necesidad de arrinconarse. Sí esperen que el presidente Powell insista en lo que ha insistido todo el tiempo: dependencia de los datos, flexibilidad, se están haciendo progresos, pero aún queda trabajo por hacer, así que esperen subidas durante más tiempo”, coincide en señalar el experto de la firma francesa.

Donde sí que puede haber novedades es el frente fiscal. Lagarde ha ido elevando el tono sobre la necesidad de que los gobiernos vuelvan a la senda fiscal del equilibrio y mantengan bajo control la deuda pública para evitar problemas futuros. Powell ha sido más comedido y apenas ha hecho referencia al endeudamiento de EEUU ni siquiera en las negociaciones para elevar el techo de deuda antes de verano.

El mandatario se limitó a recordar que, en caso de impago, la Fed poco o nada podría hacer. La reciente tensión provocada por la pérdida de rating tras la rebaja de Fitch puede ser la oportunidad para que Powell ponga de relieve el riesgo en el que incurren los gobiernos con sus actuales niveles de deuda. En el caso de EEUU, solo el pago de intereses -lo que se denomina el servicio de la deuda- superará el billón de dólares (un trillion americano) a finales de 2023, el doble que en 2021.

El programa de la Fed de Kansas deja un hueco para esta cuestión, sobre todo, porque de un año para otro los tipos han registrado su mayor subida en cuatro décadas y el deterioro de las condiciones financieras solo aparece en las encuestas pero no en los datos oficiales. “De manera similar, la respuesta de política a la pandemia y sus consecuencias podría tener efectos persistentes a medida que las economías se ajusten a cambios rápidos en la postura de la política monetaria y a un aumento sustancial de la deuda soberana. Los artículos compartirán cómo estos acontecimientos probablemente afectarán el contexto para el crecimiento y la política monetaria en la próxima década”, concluye el organizador de Jackson Hole.

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